Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

sábado, 25 de enero de 2014

EL VIENTO AFILABA LAS NUBES.








 Las afilaba como si fuesen enormes pedazos de silex o de pedernal, recortaba sus bordes y les daba forma aguzada, como una de esas prehistoricas hachas de mano o como bifaces, como raspadores.
  Remontaba como siempre, por el Campillo y a veces las rafagas se enfurecían y vociferaban en mis oídos, pero yo negaba con la cabeza diciendo.
   - No me vais a enfadar..., podeis soplar todo lo que querais.
   Como si el viento tuviese vida propia, como si fuese un ente capaz de robar el sol y de llenar la atmosfera de un triste y metalico gris, como si fuese capaz de afilar las nubes o de pegarlas contra la boveda del cosmos.
  Soplaba con fuerza y me permitia ver unos horizontes nitidos y cristalinos, de nuevo el Golfo de Valencia surgía límpido y casi al alcance de la mano, la Albufera allí mismo y una nube de humo que el viento tumbaba sobre la tierra.
   Miré hacia los bordes de la pista, pedaleando con la cabeza gacha y sin enfadarme con Eolo, busqué a los valientes lirios azules y volví a murmurar.
   - Este año os haré las fotos con la reflex..., como os mereceis.
   Y mas arriba, alcanzando el Collado de la Moreria..., sopló fuerte y rabioso, pero volvi a sonreir y me lancé hacia la Font de la Gota, allí abajo el huracan amainaba, en incluso un pedazo de cielo azul fue capaz de asomar entre esas nubes que el viento afilaba.

                                                        


 

miércoles, 1 de enero de 2014

REBALSADORES, LA CIMA DEL FIN DEL MUNDO.






    Remontar en bici de montaña hasta la cima de Rebalsadores el primer dia del año era una saludable tradición que habia abandonado, pero esta mañana he vuelto a trepar hasta su cima, larga, casi plana y con una orografia que siempre me ha recordado al lomo de un toro de lidia.
   Ya de niño lo contemplaba y su azul intenso me confundía, no se veía verde, siempre era azul, salvo aquel año en el que las nieves lo cubrieron, fue la primera vez en mi vida que vi la nieve, pero era un niño y aquella cima quedaba muy lejana para alcanzarla con mi BH.
   Hoy he vuelto a aquella cima y la he encontrado batida por un viento que llegaba desde las tierras del interior y que limpiaba de brumas los horizontes. Desde allí arriba la vista no tenía limites, el mar parecía al alcance de la mano, la Albufera se dibujaba plateada y las serranías del interior emergían azules, nitidas, despejadas..., pero con algunas manchas grisaceas que delataban el paso brutal de los incendios de los ultimos años.
   Recuerdo un año en el que Rebalsadores apareció envuelto en nubes bajas, era invierno y lucia el sol en las tierras bajas, pero la cima se perdía entre la bruma. Decidí subir con la Bicipalo y allí arriba me encontré con un autentico vendabal de nieve y hielo, la cima parecía haberse trasladado al Pirineo o al Nepal y la ventisca azotaba a los jovenes pinos y a las coscojas. Recuerdo que di media vuelta y que conforme descendia iba dejando atrás a aquellas cortantes nubes y a los regueros de barro y hielo..., llegó un momento en el que volví a pedalear bajo el sol invernal, eché pie a tierra y volví a mirar hacia la cima, continuaba envuelta en aquella tormenta blanca.
   Fue una experiencia fantastica que hablaba de los montes y de las nubes, de las serranias y de las ventiscas, de las alturas y del frio..., de la Vida oculta de las montañas.