Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

viernes, 19 de septiembre de 2014

LA PIEL DEL MONSTRUO (fragmento de "El hombre de la sierra Calderona"





  Julio buscó al ratonero entre las piedras y lo vio justo en el momento en el que daba un salto, un brinco que durante unas décimas de segundo lo dejó suspendido en el aire como si fuese una gacela asustada en la sabana africana.
   Moset aterrizó sobre sus cuatro patas y empezó a ladrar de manera rápida y nerviosa hacia el majano, agachando la cabeza, gruñendo y al tiempo retrocediendo asustado.
   Tula, Nela, Coca y Nati salieron catapultadas, dejaron la sombra del pino y pasaron rozando a julio, levantaron una polvareda y sonrió viéndolas entregadas a esa carrera desbocada hacia los ladridos de Moset.
   Esa era una de las imágenes que le llenaban de gozo, era uno de esos momentos íntimos, intensos, solo suyos y que compartía con la sierra Calderona como compañera inseparable de sus paseos y de su propia existencia. Se sentía un testigo excepcional, un privilegiado que podía viajar en el tiempo hacia atrás, cuando en la Naturaleza solo se percibían los sonidos que ella emitía, como el chirriar tenaz de las cigarras y los ladridos nerviosos de Moset y de las perras, unos ladridos que enmudecían cuando la brisa  de levante era capaz de colarse entre el pinar y de remover la piel muerta del monstruo, como si cobrase vida súbitamente.
   Incluso Julio se quedó quieto cuando descubrió la larga piel de la serpiente, ya partida en algunos pedazos, pero interminable y ancha, gruesa y escalofriante.

 

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